martes, 22 de diciembre de 2009

Bo Nadal 2009



He vivido.
He pensado que no llegaría al final del día y también he deseada que un día nunca acabara. He dado abrazos para proteger a alguien del mundo, y me he metido bajo la manta para esconderme de él. He amado, sido amada, rechazado, sido rechazada y querido con todo el alma. He sentido debilidad, grandeza, vergüenza, morriña, nostalgia, envidia, felicidad, vida, tristeza, alegría, dolor… He visto cientos de estrellas fugaces. He rogado por tener una cámara en un momento determinado, y porque no quedaran pistas de que algo hubiera sucedido. Me he dormido bajo la luz del sol y frente al reflejo de la luna. He visto cientos de miles de tonalidades de verdes en los montes, de azules en los océanos y de rojos en el cielo. He sentido cada milímetro de mi cuerpo en una sola caricia. También he querido arrancarme la piel del dolor. He deseado con todas mis fuerzas que algo sucediera, y he sentido miedo de lo peor, nunca me he avergonzado de ello. He dado gloria y me la han dado. He hecho regalos con toda mi ilusión, me tropecé muchas veces. Estoy de pie desde los dos años y no me he vuelto a caer, porque tengo amigos que me levantan. Amigos a los que decepcioné, prometí, me gané, felicité, consolé, quise, quiero… He tenido lunes malos, viernes buenos, martes 13, días de navidad, noches de año nuevo, muchos días 11, demasiados días negros…y los he celebrado todos. He sonreído cuando me quería morir. He llorado lágrimas de impotencia, cocodrilo, compañerismo, dolor, olvido, pérdida…pero también de felicidad. Me he reído tanto… He pedido deseos imposibles para llegar a lo posible, y he deseado que lo posible se convirtiera en imposible. Me he vuelto loca pensando en sin razones. He dejado tantas cosas a medias. He hecho listas de lo inimaginable, perdí más de la mitad nada más terminarlas. Me han calificado de tímida, creída, pomposa, tonta…yo también he juzgado. Me ha pasado de lo peor que le puede suceder a un ser humano, he trabajo por dinero en vez de amor. Me he saltado los límites cuando quería. He jugado al escondite en las noches de verano, a la comba en el recreo, al brilé en gimnasia, a los palillos en los bares, a “la cosa más tonta” en el tiempo libre… He pensado en pasado y en futuro, hasta que me di cuenta de que vivo en presente. He leído cuentos de fantasía para creer en la esperanza, e historias trágicas para afrontar la realidad. Me he sentido desfallecer durante los malos tragos, y tocar las estrellas con la yema de los dedos. He querido ser astronauta para pisar la luna, médico para salvar vidas, pintora para romper con el arte, bailarina para volar en un escenario y hasta escritora para regalar vida. He creído en la filosofía “nunca digas nunca”. He soñado con tantas cosas que sería imposible recordar. He mentido, y por lo tanto, hecho daño, por amor. He vivido a la sombra, en el centro, a un lado, detrás, en primera persona, bajo tierra, en lo más alto… He desobedecido a la autoridad. He aprendido de los mayores que “la vida solo me parecerá corta”. He arrancado sonrisas de caras tristes con chistes malos. He dañado con la verdad a los que quería. Me he considerado la chica más afortunada del mundo frente a las catástrofes. He querido creer tantas mentiras… A veces, solo he necesitado la presencia de una persona. He sentido flaquear mis piernas. Hasta he llegado al límite de vivir por vivir.
Pero, por culpa de este conjunto (de días buenos y días malos) he vivido, y todavía vivo.