Bologna, quien te ha visto y quien te ve.
Tú que fuiste la primera en la arquitectura y que solo se te adelantó Verona en el amor. Tú, que ahora te duermes cada noche roja de envidia.
En tiempos dominados por el turismo tú sigues viviendo entre arte, vives con y en ella. Tus patios son grandes, tus arcadas un don, no hay café mejor que el tuyo y a cada paso se encuentra un sorpresa aún mejor; una iglesia que aguantó a las guerras, un museo sin calificar, incluso pintores por las calles que nos recuerdan a tantos sabios que se pasearon por las mismas universidades en que ahora se estudia.
Tú, roja De envidia, te mereces que te miren, refrescarte en una de tus inmensas fuentes y quizá, subir hasta San Luca como promesa de que serás, si cabe, mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario