Queda prohibido pensar que nunca volverás, no tirar una moneda por encima del hombro, no hacerte una foto al anochecer.
Queda prohibido no sentirte como en vacaciones en roma, no tener una habitación con vistas, no desear morir allí.
Queda prohibido no entristecerse al dejarla, no suplicar por una noche más, no sentir que si tú no hubieras estado allí, tu vida habría sido igual.
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